junio 18, 2010

La Belleza: Una esclavitud monsturosa

Por Karini Apodaca
La belleza es una apreciación subjetiva y temporal. No se define, se reconoce


El cuerpo habla incluso
cuando uno no quiere que hable.
Pierre Bourdieu

La modificación corporal se observa en la mayoría de los pueblos del mundo sin importar geografía o momento histórico, es una constante en las culturas y en muchos casos, un sinónimo de civilización. Las transformaciones del cuerpo están impuestas en el Ser Humano como algo natural, cotidiano y normal, al someterlo a diferentes cambios, ya sea por razones tradicionales, costumbristas o por los cánones de belleza propios de la comunidad.

En la actualidad, hombres y mujeres buscamos insistentemente métodos y recursos económicos para alcanzar la perfección de nuestra anatomía. Las transformaciones en la intimidad y estilos de vida giran en torno a este obsesivo propósito por conseguir una apariencia lo más apegada al modelo de perfección en boga. Al igual que las niñas en China toleraban estoicamente un proceso de hasta seis años para deformar sus pies y así acceder a una vida feliz, o por lo menos, con más posibilidades de casarse con un hombre rico, todos aspiramos la perfección física. Obedeciendo una programación cultural, alteramos la superficie hasta conformarla a los ideales estéticos, sociales y eróticos, creyendo que estas modificaciones nos darán un giro de tuerca completo, que cambiarán nuestra vida y que sus océanos de incertidumbre se evaporarán.

Naturaleza versus cultura

Una cara bonita es un regalo del cielo, un par de pies bonitos es trabajo mío.
Adagio chino

Hasta 1911 era común en China el término lirios o pies vendados, forma poética para referirse a la mujer a la que, durante la infancia, le habían modificado los pies con el propósito de tornarla estéticamente grácil.

De esa costumbre, poco entendida por los occidentales de hoy, no se conoce el origen exacto; se sabe que las bailarinas de palacio en el siglo 10 fueron las primeras en vendar sus pies con cintas de seda con la finalidad de acentuar sus delicados movimientos. Más adelante, las clases altas adoptaron esta novedad estética y en el siglo 16 la práctica se popularizó por el territorio chino y en todas sus clases sociales.

Los intentos de la dinastía Manchú por erradicar tan especial ritual de belleza fueron inútiles. Con el tiempo, el significado de realzar la gracia del movimiento derivó en una forma de restricción de los mismos, adaptándose el ritual a los preceptos femeninos defendidos por Confucio: vida doméstica, virtud, maternidad y trabajo manual. Fue la revolución la que puso fin a esa costumbre.

La deformación de pies pronto se convirtió en el símbolo máximo de belleza y erotismo; el dolor diurno quedó justificado con la probabilidad del placer nocturno.

Al verse limitadas las mujeres chinas desde niñas para moverse, esta práctica se consideró como un instrumento de opresión masculina. Dorothy Ko, en una serie de conferencias acerca de El erotismo en China, explica que “la dominación masculina sobre la mujer a través del vendaje de los pies es una razón importante, más no suficiente, para explicar que esta práctica se mantuviese durante mil años”.

En este contexto, existen al menos tres razones para la práctica del vendaje: La actitud china hacia el sexo y el placer derivado de él, los pies vendados como símbolo de feminidad y el estatus.

Del análisis de las pinturas del libro de arte erótico chino Dreams of Spring, Ko establece como la posible razón de la perpetuación de esta costumbre por tantos años el hecho de que “en China el sexo es visto como una fuente regeneradora de la naturaleza y el placer sexual femenino como un elemento clave para alargar la longevidad del hombre y esto es muy distante de la concepción católica de la sexualidad”.

En este entorno natural destaca la importancia de la ropa interior en la mujer y sus zapatos, los cuales nunca se quitará en presencia del hombre ni siquiera durante el acto sexual: “La naturaleza no es tan bonita como la cultura”, enfatiza Ko. El vendaje es una manera de rehacer el cuerpo para esconder la naturaleza y así despertar la imaginación erótica de lo oculto y lo prohibido.

Además de los motivos eróticos, Ko sostiene que "los chinos dan mucha importancia a cubrir los cuerpos con ropa porque ésta es una de las diferencias entre el ser humano y el animal". A su vez, la ropa, las joyas y muy especialmente los zapatos se convierten en símbolos de status, por la calidad de los materiales y la minuciosidad de los bordados; y de feminidad, ya que en el pensamiento chino la diferencia de género no es tanto biológica como cultural.

En ese territorio de Asia había toda una taxonomía de los pies. Se les llamaba lotos dorados sí medían 3 pulgadas; lotos plateados, si tenían una longitud de 4 pulgadas, y de hierro, si medían más. Los pies se convirtieron en objeto de devoción y del mismo modo sucedió con los zapatos.
Si deseas conocer el procedimiento de ésta modificación entra a este sitio.

Cirugía cosmética, los nuevos lirios

Lo bello es el comienzo de lo terrible que los humanos podemos soportar.
Rainer María Rilke

Los cánones de belleza artificial inalcanzables aún existen, procedimientos quirúrgicos más complejos que la deformación en pies están en boga, una inseguridad alimentada a diario por el Dios Mercado con nuevos cosméticos, como tratamientos con bisturí, dietas, ejercicios y moda invaden nuestra cotidianidad con la promesa de la perfección. La cirugía cosmética comienza cuando las personas identifican en su aspecto físico un problema que desean corregir cambiando su exterior para ponerlo en armonía con el interior; el problema reside en lo subjetivo que puede llegar a ser el concepto personal de la imagen corporal, en su contenido informativo, perceptivo y afectivo.

El término “cirugía plástica” proviene de la palabra griega plastikos, que significa reconstruir, moldear, modelar o crear. Dentro de la disciplina de la cirugía plástica se encuentra la estética o cosmética, que representa un uso particular de la especialidad y que centra su capacidad operativa en la corrección de algunos rasgos morfológicos no aceptados o no compatibles por los pacientes con los cánones de belleza mediáticos en una cultura determinada.

En el afamado texto The Beauty Myth, Naomi Wolf señala que vivimos en carne propia la “Era quirúrgica moderna”. Afirma, asimismo, que los sistemas digitales han creado modelos de belleza post-humanos, lo que hace que de alguna forma el imaginario individual se desplace hacia los llamados extremos de la belleza.

Cabe reflexionar sobre la forma adecuada de categorizar y nombrar a esta nueva adicción a las cirugías estéticas y el exhibicionismo asociado, en el que las personas generalmente adineradas y famosas pretenden reinventarse a y cambiar continuamente la apariencia mediante rinoplastias, lipoesculturas, implantes de mentón, de mejillas, estiramientos faciales y hasta coloración de la piel. Adinerados y famosos se someten continuamente a transformaciones quirúrgicas, a veces grotescas y estrafalarias, como implantes excesivos de silicona en los labios, senos y pómulos, entre otros, sin olvidar la aplicación intradérmica de botox, ácido hialurónico y biopolímeros al menos cada cuatro meses.

En muchos casos no desean ocultar sus rasgos sino resaltarlos. Es así como la estética del momento sigue al pie de la letra las tendencias de la globalización. Se producen constantemente oleadas novedosas de apariencias impactantes, se impulsan categorías estéticas particulares provenientes de las nociones de lo caótico y lo monstruoso, tales como la inestabilidad, lo dinámico, lo imprevisible, la indecisión en las formas; la turbulencia, la discontinuidad, lo aleatorio, el bricolaje y lo amorfo. Se habla de una teratología imperante (del griego tera: monstruosidad) que nos ubica en las nomenclaturas estéticas del feísmo y lo grotesco. Se rompe la norma clásica y la rigidez tradicional del juicio de valor estético y se origina la desmesura, lo informe y lo imprevisible.

En los años recientes hemos presenciado el nacimiento de una nueva industria del embellecimiento, en la que se hace hincapié en la magnificación de nuestras características sexuales, siendo así entendible el furor por agrandar mamas, glúteos y penes.

Mamoplastia de aumento
El implante de pecho es una prótesis usada en cirugía estética para aumentar el tamaño de las mamas (lo que se conoce como aumento de pecho o mamoplastia de aumento). El incremento de volumen de la mama no fue una técnica fiable sino hasta 1962, cuando Cronin y Gerow idearon los primeros implantes mamarios y cuya premisa desembocó en Dow Corning, empresa destacada por ser la suministradora global de siliconas.

Sin embargo, en 1992 hubo una alarma por las prótesis de silicona a las que se culpó de inducir enfermedades autoinmunes; aunque posteriormente se demostró que las afirmaciones eran infundadas. Las acusaciones tuvieron como resultado que hoy en Estados Unidos sólo estén autorizadas las prótesis rellenas de suero salino. Los implantes de gel de silicona han demostrado su inocuidad y se hallan autorizados por las autoridades sanitarias en la Comunidad Europea, además de contar entre sus atributos otorgar una apariencia “más natural”.

Las indicaciones clínicas para el uso de injertos de seno suelen ser para la reconstrucción de mamas y para otras anormalidades que afectan la forma y el tamaño de las mismas. Sin embargo, vemos que las razones más comunes para la intervención son meramente cosméticas.

El aumento de senos puede hacerse de varias formas, él medico determina cuál es la mejor, dependiendo del paciente. Durante la cirugía, el médico coloca implantes ya sea de solución salina o siliconas. Generalmente se hace una incisión en la parte inferior de la aureola para disimular la cicatriz del procedimiento. Si bien existen otras formas de introducir los implantes mamarios, ésta es la más común.

La fase post-operatoria suele llevar unas cuantas horas en el hospital y el paciente evitará cargar objetos pesados o hacer cualquier tipo de esfuerzo en las siguientes dos semanas.

La mayoría de las pacientes reincide en este procedimiento porque generalmente en la primera intervención solicita implantes más pequeños de lo que realmente desea.

Faloplastia
Se entiende por faloplastia cualquier procedimientos que se utiliza para la reconstrucción funcional o estética del pene, siendo la más frecuente la de crecimiento en longitud y grosor.

Durante esta operación se libera el ligamento suspensorio del pene mediante una incisión en la parte superior del tallo, obteniendo así una mayor proyección de los cuerpos cavernosos hacia adelante. Por medio de cánulas finas se realizan múltiples túneles en la extensión del pene para introducir material de relleno, que por lo general es grasa del mismo paciente. El aumento máximo que puede obtenerse es de entre 2 y 3 centímetros con respecto al tamaño original.

El periodo post-operatorio es de 24 horas como máximo y el paciente podrá reincorporarse a sus actividades cotidianas en dos días; se recomienda abstención sexual durante las dos primeras semanas.

La imagen corporal es como una huella digital, es un estado mental que se desarrolla desde el nacimiento y que es influenciada por factores históricos (aquellos que han ido dando forma a la manera percibir nuestra apariencia) y por factores actuales (aquellos relacionados con las vivencias diarias), que determinan cómo nos sentimos, pensamos y actuamos respecto a nuestra apariencia.

3 comentarios:

  1. el problema radica en que hemos depositado el termino belleza en lo meramente fisico y no nos renonocemos como mente, cuerpo y alma, lo que nos hace realmente bellos.

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  2. Nuestro concepto de belleza es meramente físico y exterior, si hablamos de características interiores, se definen como inteligentes, intelectuales ó sensibles. Nos cuesta trabajo aceptar que existe la belleza interior ó que puedan coexistir las dos en una misma persona, lo tomamos como fenómeno ó la excepción a la regla.

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  3. La belleza exterior es la que realmente nos define, pero “esa no sale en las fotos”. Ni modo

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