junio 04, 2010

¿Qué harías si eres una mujer casada y tu mejor amiga te besa?

Por Cristina Hernández

Hace apenas unos años, en el cumpleaños de mi mejor amiga, recibí la propuesta de experimentar una de tantas opciones sexuales, cuando mi amiga me besó en los labios. Recuerdo la fragilidad del contacto, sus labios demasiado suaves, la piel de sus brazos y sus caricias delicadas. El beso no fue corto, por lo que tuve tiempo de planear mi reacción. No quería que se sintiera rechazada, no quería verme como alguien intolerante. Se habla tanto de la apertura de ideas y experiencias que no quería verme como alguien anticuada y de mentalidad cuadrada, así que intenté corresponder, pero… ¡no pude! Me hacía falta la tosquedad de los labios masculinos, la piel áspera y tensa de los brazos de un hombre. Ella no era una mujer frágil o pequeña, era fuerte y de buenas curvas, sin embargo despedía una delicadeza que dejó muy claro para mí la diferencia entre uno y otro sexo. Con mucha pena le pedí que se detuviera y ella se sintió rechazada; creo que se sentía avergonzada y quizá también ofendida; sus ojos estaban llenos de lágrimas. Intenté explicarle mis sentimientos, pero me pidió que no dijera nada; días después intente hablar con ella y la busqué en diversas ocasiones, pero no la volví a ver.

Ese día perdí una amiga, pero aprendí dos cosas importantes: la primera, mi absoluta y total heterosexualidad; no hubo manera de que me sintiera atraída por otra mujer aun y cuando mis sentimientos me vincularan con ella; no lo disfruté y no lo anhelo; la sexualidad no es algo que uno cambie a voluntad, es algo que tu cuerpo vive y disfruta de acuerdo con su propia naturaleza. La segunda, que el respeto a las preferencias sexuales de cualquier persona, sea homosexual, bisexual o heterosexual, es esencial para que las relaciones perduren y para que la sociedad se desenvuelva en armonía. Me sentí discriminada por ser heterosexual, fue un sentimiento de impotencia y de dolor que me costó trabajo superar, ya que además ella no me permitió explicar mi sentimiento al respecto.

Discriminada y lastimada por ser heterosexual. Ahora pienso que la libertad de la elección de la persona que será mi pareja no es diferente de otras elecciones, como cuando vas a un restaurante y decides comer pollo y no pescado; a nadie le importa ni debería importarle cuáles son mis gustos, esta elección no debería ser tan trascendente; los sentimientos deberían estar por encima de la sexualidad, pues creo que la sobrevaloramos.

Hemos sido mal educados en cuanto a nuestra propia sexualidad y seguimos educando mal a nuestros hijos; quizá porque nuestra vida está muy sexualizada; los medios de comunicación, la sociedad, todo nos habla de sexo, como si aparearnos fuera la única cosa importante en la vida, glorificando la importancia de las relaciones sexuales como si nuestras preferencias en este campo determinaran nuestros valores morales, nuestra capacidad de amar, la inteligencia, e inclusive, nuestro gusto por la moda. ¿Qué ocurriría si, así como tenemos libertad para elegir qué comemos, qué vestimos y a qué profesión nos dedicamos, también tuviéramos libertad para elegir con quién deseamos tener sexo y lo lleváramos a cabo (obviamente con el deseo y consentimiento recíproco) sin que se armara un revuelo social? Creo que la sociedad en general, y en particular los heterosexuales, vivirían sin miedo a las diferencias ―por lo menos las sexuales― y la gente de preferencias bisexuales u homosexuales en todo su espectro gozarían de mayores garantías y podrían desarrollar sus habilidades profesionales con mayor éxito, podrían convivir con todos sus semejantes sin miedo a ser estigmatizados y en general, nos anotaríamos puntos para ser una sociedad con un grado mayor de madurez y respeto.

Esto lo lograríamos con sólo respetar las decisiones y gustos ajenos. No me parece una cuestión de tolerancia ya que no hay nada qué tolerar, creo que la solución está en perder el miedo a los juicios ajenos (en la situación con mi amiga, me sentí en aprietos: si decía que me gustaba iría contra mí misma; malo, porque yo no me sentía cómoda: pero si decía que no me gustaba, mi amiga podría ofenderse, como ocurrió). Debemos practicar el respeto hacia los demás y hacia uno mismo sin dejarnos envolver en modas, posiciones sociales y políticas. Debo respetar mis deseos y mis sentimientos mientras respeto las decisiones, preferencias y diferencias de los que están a mi alrededor; la amistad debería ser ciega a las preferencias sexuales y el amor debería ser siempre reconocido y respetado sin discriminaciones de ninguna especie.

5 comentarios:

  1. Cristina, creo que tu vivencia o enseñanza es mera utopía, ya que la sociedad te juzgará por un acto "inmoral", es decir, nadie va ha entender que pretendías ser condecendiente con una amiga que te dejo de hablar, lo que por sí mismo explica que era algo indebido, además de que es cierto que a nadie debe importarle lo que los demás digan o no de uno, pero vives en sociedad y ello, correcto o no, siempre será juzgado de bueno o malo, dependiendo de la educación o costumbre de la gente que te rodea, me da gusto que con base en tu vivencia hayas reconocido el que tú seas heterosexual, ya que mucha de esa gente que te juzga ni siquiera lo sabe o reconoce lo que en realidad es o necesita, felicidades por compartir una experiencia que es valiosa para entender el respeto que debemos sentir por gente que se arriesga por conocer el verdadero sentido de la sexualidad sin reglas ni compromiso social alguno.

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  2. Luis Antoniojunio 06, 2010

    Ser o no ser, esa es la cuestión, ser congruente con tus sentimientos o con las reglas impuestas por la sociedad ( cortesía, heterosexualidad, grado de sociabilidad), traumas o instinto. Felicidad por reconocer cual es tu rol en la vida, o tranquilidad al representar tu papel, que quieres cumplir o que necesitas vivir. Tu decisión es muy valiosa porque es una muestra de respeto a ti misma, los convencionalismos sociales son un grillete muy pesados para espíritus cautivos, que se detienen cuando les dicen alto, sin preguntarse el porque, el cómo, el cuando. En fin cada persona tiene sus grilletes mentales y cada uno tiene el privilegio de vencerlos o adoptarlos y eso es una muestra de madurez, en cualquiera de los casos, solo que razonados.

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  3. En el ámbito jurídico se afirma que el ser humano es un ser "politicón", esta hecho para vivir en sociedad. Empero, al margen del entorno social hay aspectos netamente individualez, que te permiten siempre elegir, decidir, en esos ámbitos muy tuyos, como lo hiciste, en cuanto que de inicio aceptaste probar aquel beso, tu reaccion planeada y el sentimiento de tu amiga, ante el rechozo final, en lo cual, me parece, la sociedad nada tuve que ver, fueron ustedes.
    Tengo que felicitarte y decirte que espero encontrar siempre mas artículos de tu pluma.

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  4. aver yo me pongo en la situacion de tu amiga,ami me a pasado lo mismo y me dolio mucho so però le dije a ella necessito unos meses para olvidarme de ti...porque siento...y asi lo siento y jode y duele però la madurez es aceptar i si te quieres a esa persona tamb te da como amiga por lo menos ami,y me jode però como amiga tamb me da muchoo y me kedo a su lado despues de unos meses de estar en el vacio y olvidarme.... un abrazo

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