mayo 15, 2010

Lucía, romance net

Por: Guillermo Ochoa-Montalvo
A Alicia Alarcón

Querida Ana Karen, Tan pronto como pude, acudí a la librería en busca de las Cartas de Kafka dirigidas a Felice, para compartirlas con Lucía, una de esas miles de personas que suelen conocer a alguien en la Internet, de inmediato, se hacen amigos; al día siguiente, se enamoran; antes de la semana, se "casan" y a los ocho días después de un tórrido y ardiente romance, se divorcian; todo a la velocidad de los correos electrónicos de hoy; fenómeno que la Secretaría de Hacienda debería aprovechar para instalar una oficina virtual del registro civil para oficiar bodas y divorcios en línea. De seguro, se obtendrían mayores divisas que las generadas por el petróleo.
Ciertamente, Ana Karen, las relaciones virtuales surgieron como un fenómeno convertido hoy, en un hecho cotidiano. Y bueno, la velocidad de un correo, precipita los compromisos, promesas y anhelos que pocas veces llegan a concretarse. Pero se disfrutan mientras duran.
La diferencia con el correo tradicional es el tiempo. Kafka cruzó mucho más de 500 cartas con Felice durante 5 años de noviazgo para terminar rompiendo el compromiso matrimonial en dos ocasiones. Cartas hasta de 30 páginas que viajaban de Praga a Berlín cada tercer día llenas de detalles que el mismo Kafka, le demandaba a Felice: “Quiero saciarme en los detalles”, le insistía.

Y con lujo de detalles kafkaiano y con esa misma pasión vertida en las cartas de Gala hacia Paul Eluard, Lucrecia le escribía a su virtual amante hasta cinco veces al día, de un continente al otro. Ocho años ininterrumpidos acumulando decenas de miles de mensajes y extensas cartas acompañadas de fotografías, música y vídeos como privilegio del postmodernismo o de la era cibernética, decía ella. Ocho años sin verse las caras sino a través de una indiscreta cámara digital que les permitió conocerse por completo, más allá de la intimidad. Ocho años postergando el encuentro por una y otra razón…
Ocho años gestando un amor decorado con ilusiones cubiertas de chantilly y chocolate. Besos extraviados en el ciberespacio y abrazos al aire contenidos en enormes cartas de 3 mega bites sin estampillas postales ni carteros de por medio. Todas, delicadamente impresas en papel rosa, siempre bajo la misma fuente script simulando la caligrafía desconocida del amante virtual.
Milena, la otra amante de Kafka, dejó como legado el diario donde Franz escribe: “Si tuviera alguien que me comprendiera, si tuviera una mujer que me comprendiera, eso sería tenerlo todo; tener a Dios”.
De la misma forma, Lucía encontró al hombre ideal, al hombre capaz de comprenderla en sus arrebatos y desvaríos, en sus anhelos y desamores, porque ante él, Lucía, casi no se guardó nada para sí. Hasta el pudor es vencido por la distancia, por esa incomprensible facilidad de escribir detrás de una pantalla sin el implacable juicio que ejerce una mirada cuando se habla a los ojos del otro. Esa sensación de libertad, se apoderó de Lucrecia quien, sin ninguna reserva, desnudó su alma y sus emociones haciendo nacer entre ellos una complicidad que pronto se convertiría en terapéutica dependencia, en amor, decía la pareja.
Lucía le ganó las primeras partidas de dominó en la mesa virtual de Yahoo, haciéndola sentir poderosa frente a Adrián quien sabía bien que no hay mayor placer en una mujer que saberse triunfadora sobre un hombre. El anzuelo quedó clavado en la mandíbula de Lucía por ocho años. Ceder a los caprichos de una mujer virtual no implica esfuerzo alguno, basta con borrar lo escrito y redactar de nueva cuenta.
Es como mantenerse en equilibrio sobre el piso sin riesgo a caer desde las alturas, y Adrián conocía perfectamente ese juego de seducción prolongado por ocho años.
Del dominó pasaron al dominio de Lucía sobre Adrián, sin oponer resistencia alguna, y de ahí, al juego de palabras en doble sentido. Sin percibirlo, entraron en las conversaciones íntimas y cuando menos lo pensaron, se tejía entre ellos un enorme manto de confesiones no declaradas ni a su propia conciencia.
Lucía se alejó de sus amistades para permanecer largas horas en espera de un mensaje de su ingenioso amado quien siempre la sorprendía con algo nuevo. El trabajo se alternaba con el romance: un mensaje para Adrián y una carta del director; una carta para Lucía y el estado financiero de la empresa; una foto y luego mil; un video tras otro y la canción de los dos. ¡Qué melosas son las relaciones cibernéticas! ¡Qué semejantes a las películas rosas del siempre y para siempre vivieron felices! Si los romances virtuales se parecieran en algo a los reales, ahí deberíamos instalarnos para siempre.
“Eso del amor es un cuento”, le repetía su madre al verla tan ilusionada, tan absorta en sus divagaciones; y Lucía le respondía con la misma frase sacada de alguna parte: “ Un momento separado de todos los momentos, tiene años esperándote fuera de los años” . Ocho años pasaron postergado el encuentro.
Durante la navidad, la sorprendió el cartero con un sobre y dentro de él, una carta manuscrita; la primera de puño y letra de Adrián. Se quedó quieta como una estatua, una estatua cansada y cubierta de polvo. El cabello cubrió su mirada sombría, su rostro cabizbajo. Las manos le temblaban al sostener el papel arrugado escurriendo lágrimas de tinta negra. Lucía elevó el rostro hacia la luz de la ventana, avanzó como zombi hacia el jardín flotando sobre sus pasos. La boca seca murmuraba algo en voz muy baja, aquel rictus de alegría se nublaba bajo la tempestad de sus emociones encontradas. Se sintió vieja y acabada, los años se le vinieron encima en cuestión de segundos; ocho años postergando el encuentro, un segundo para conocer el adiós.
¿Recuerdas los viejos tiempos, Adrián?, se repetía en silencio. ¿Recuerdas nuestras promesas y aquel viejo poema que acompañaba a cada una de nuestras ardientes cartas? Recuerdas las veces que me dijiste que lo nuestro era para siempre y por siempre?. Yo sí lo recuerdo, ¿cómo podría olvidarlo si mi vida la tejí a lado de un fantasma sin sustancia? Escucho aún tu voz llamando al teléfono, la llevo grabada en mi mente como grabé tus palabras en el corazón. No, no te culpo de nada, una misma se engaña y me aferré a una idea, porque eso fuiste, ahora lo sé. Eso del amor es un cuento, ahora lo sé.
¿Recuerdas cómo nos conocimos? Siempre ganándote en los juegos, siempre saliendo triúnfate en cada partida… y mira ahora, tú me das mate en un movimiento. No te culpo de nada, pero tampoco te perdono, no podría hacerlo porque si te perdono, te olvido, eso lo cantabas siempre cuando nos enojábamos por alguna razón, ¿lo recuerdas? Yo si lo recuerdo, como cada una de las canciones que me enviabas llenas de emoción. ¿Recuerdas aquella larga llamada en tu cumpleaños cuando terminamos quemando el teléfono con nuestra ardientes palabras y me hiciste sentir mujer de agua? Yo sí lo recuerdo y mantengo ese ardor hasta el día de hoy en espera de un beso real y de un abrazo carnal. Pero ya no será.
¿Sabes Adrián?, me hiciste feliz durante esta larga espera, nunca conocí tu aroma ni el calor de tu piel; tampoco pude morder tus labios ni rodearte al cuello y sin embargo, te percibo real, cercano, muy dentro de mí, podría reconocerte entre miles y ya formas parte de mi historia...
¿Te confieso algo? Nunca asistí a ninguna universidad y menos a estudiar Derecho; nunca viajé por Sudamérica, ni siquiera salgo de mi ciudad, y tampoco asistía a esas opulentas fiestas de blanco y negro, que tanto insistías en que te relatara con lujo de detalle. Pero hay algo más que debo decirte, y no sé si llegues a saberlo algún día, mi vida siempre fue gris hasta que te conocí, me devolviste la sonrisa y la alegría de vivir, me aferré a una ilusión que nunca debió terminar, me hiciste creer en mí y valorarme como mujer, algo que mi marido en estos ocho años, nunca me dio.

3 comentarios:

  1. Me gusta Gracias a K. Apodaca por compartir

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  2. Di aqui por facebook. Curiosamente nunca reviso otros perfiles pero la sola palabra INFIDELIDAD en el muro de una amiga me llamó tanto la atencion que decidi darle un click...Y heme aca leyendo despues de mas o menos dar un vistazo a algunos articulos leer este de principio a fin. Gracias!!...Nora Farfan!!

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  3. fidelidad? existe? o es una cubierta del sentir

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